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Reflexiones sobre: “Aforismos, cultura y valor” de Ludwig Wittgenstein (1)

1914

[1] "Cuando oímos a un chino, nos inclinamos a considerar su lenguaje como un balbuceo inarticulado. Pero quien entiende el chino reconocerá allí el lenguaje. Así, con frecuencia, no puedo reconocer al Hombre en el hombre"


Al leer el primer aforismo que propone Wittgenstein pareciera que nos estuviera remitiendo a una reflexión sobre el lenguaje humano. Ciertamente hace una explícita referencia a él, sin embargo, no es el motivo de su reflexión. La alusión al lenguaje es usada como una analogía para poder llegar a su cometido. Existen millares de idiomas y dialectos a lo largo y ancho de la Tierra, sin embargo, éstos sólo son inteligibles para aquellos que los conocen y son capaces de encontrar en ellos la forma de comunicarse.


Para quienes desconocen la interioridad de dichos canales de comunicación les es imposible reconocer su valor comunicativo; habría que estudiarlos e interiorizarlos plenamente para llegar a una fluides comunicacional. Ahora bien, así mismo es el hombre. Puede que el autor haga aquí referencia a las incontables peculiaridades que hay en cada ser humano, por lo cual se hace imposible poder reconocerlo como el Hombre, aquello que le da “esencia” a nuestra naturaleza humana.


Y es que, en este sentido, podemos encontrar un sinfín de comentarios al respecto en donde, de forma categórica se afirma que no existe esencia tal del Hombre, y que, por el contrario, esta no es más que una concepción de sujeto que se dio hasta entrada la Modernidad. En ese orden de ideas, no podría existir algo que nos dé una identidad diferenciadora de otros entes naturales, a los cuales sí se les adjudica cierta esencialidad. ¿Por qué nos hemos desvirtuado tanto, al punto de querer desconocernos? ¿Por qué no reconocer que en nosotros existe una esencia identitaria? Claro está que esto que digo puede ser completamente apresurado, pues habrá alguien que probablemente salga a refutarme tajantemente indicando mi yerro. A decir verdad, en eso estamos: en la relatividad de las verdades, de las cosas y situaciones que nos llevan constantemente al ejercicio del pensar y reflexionar.


Me queda la pregunta: ¿qué es el Hombre que debo reconocer en el hombre?

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