Aristóteles decía que el hombre es un ser social por naturaleza. Aunque se le puede acusar de clasista al Estagirita por su reflexión política, se puede rescatar lo principal de la premisa arriba expuesta: no nos podemos apartar de nuestra realidad social. 

La Filosofía ha sido desde épocas inmemoriales la forma como el ser humano ha puesto patente aquello que se encuentra en su psiché. La Filosofía es considerada por muchos como la madre de todas las ciencias, la madre de todas las revoluciones. De ahí que volver a ella sea, siempre, volver al origen.

Por medio de la literatura podemos crear infinidad de mundo posibles. Decía Ricoeur que el verbo era infinito, y entraba en tensión con lo finito mismo de la corporeidad. De ahí que hablar de literatura siempre será la posibilidad de expandir aquello que llamamos "mundo".

Sin embargo, no basta con crear ese sin fin de "mundos", si no los reflexionamos y criticamos. De ahí que el reflexionar filosófico nos lleve a seguirnos asombrando constantemente de aquello que concebimos en nuestra mente.

Nietzsche en una de sus obras expresa que la vida sin música sería un error. Esta máxima podría extenderse, sin lugar a dudas, a todo lo que conocemos como arte. Por medio de ella dejamos volar lo que nuestro "espíritu" crea. Reflexionar sobre el arte, más allá de ser un metalenguaje, es la forma de plasmar lo etéreo en las letras.

Somos parte de lo que llamamos el Medio Ambiente, y aunque desde hace siglos hemos hecho una división entre él y nosotros, la realidad consiste en que nosotros mismos somos ese ambiente, por el cual debemos velar. Al reflexionar y cuidar de él nos estamos cuidando a nosotros mismos.