Mi corazón se parte
- Marlon David Rojas
- 30 abr 2023
- 2 Min. de lectura
Mi corazón se parte.
Mi vida se acongoja por la simple razón de la distancia. Se abruma por el solo hecho de la separación definitiva entre los cuerpos de ambos. Es como si el alma se sintiera sofocada bajo una multitud de escombros que han caído con fuerza sobre el suelo que lo recibe. Se siente como la vela que poco a poco se va apagando cuando el infante inquieto le sumerge con malicia en el agua. Se experimenta como la tensión que se da en cada aurora entre el arrebol y el alba, en donde el sol no sabe si asomarse o no frente a su amada, la tierra.
Mi corazón se parte.
Mi espíritu empieza a preguntarle a Dios el porqué de todo esto. Se inquieta por el simple hecho de no comprender la realidad sombría que se experimenta. Ese vacío y esa nada que se hacen presentes y patentes ante la desdicha de la pérdida. Aunque no se defina, se vive. Se siente como el mar cuando la inocente luna es capaz de agitarle y moverle, sin embargo, este azul caballero no es capaz de encontrarse, ni siquiera un poco, con la blanca doncella que adorna nuestro firmamento.
Mi corazón se parte.
Mi mente hace mil cavilaciones incoherentes. Se mortifica de forma constante ante mil ideas que le llegan, las cuales no son capaces de consumarse. Esa posibilidad de crear mil mundos en lo limitado y efímero que ella es. ¿Qué es pues la mente? Ni si quiera ella misma sabe, sino que se mantiene en la confortable ignorancia, que le permite hacerse feliz ante aquello que no se conoce. Y aunque se mantenga ahí, es capaz de crear mil mundos de fantasías, mil formas nuevas de ser, en las cuales el dolor y la pesadumbre no existen.
Mi corazón se parte.
Mi cuerpo ve cómo se refleja en el dolor. Se eriza por la simple idea del olvido. ¿Qué es peor que morir? Simplemente el olvido. El olvido que nace con cara desfigurada y atroz, capaz de destruir y romper los lazos que poco a poco se han tejido. Ese cuerpo se conturba, se encoje, se muestra, y aunque todo esto hace no es capaz de liberar lo que en su interior le genera pena y dolor, pues ello radica en otro lugar. Otro lugar en el que se encuentra un poco de eso que llaman felicidad, de eso que llaman alegría, y que simplemente se aleja.
Mi corazón se parte, y solo espero que nuevamente se vuelva a unir.
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