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LA BRUJA

A pesar de la amargura y confusión que esta horrible oscuridad impone en mi interior, un recuerdo y el anhelo por ver no sé qué me animan y hacen que mi ser se estremezca de una ilusión extraña. En medio del frío, la noche perpetua y la desolación de este río que lleva directo al Hades, aparece en mi mente un ápice de luz que me invita a huir del cadavérico barquero. Sí, quiero arrojarme a estas asquerosas aguas que rodean la vieja embarcación y nadar en contra de la corriente intempestiva para ir en busca de un aquello que inquieta mi interior. No sé qué es. Pero me dispongo a lanzarme a las sucias aguas de este río mortífero.


El agua está helándome hasta los huesos, pero no me siento mojado. Más bien, siento que esta corriente me va arrancando trozos de vida, se va llevando poco a poco mis sueños, mis anhelos, mis ganas de vivir. Sin embargo, hay un deseo de saber qué carajos es ese resplandor dentro de mí que me llama a salir de aquel lóbrego lugar. Ya puedo caminar, pero el fango me hala hacía abajo. Con las pocas fuerzas que me quedan lucho por no dejar que mi cuerpo quede sepultado bajo este horrible lugar. Salgo completamente seco de ese río, no sé qué ocurre aquí, pero emprendo rápidamente mi huida subiendo por un camino pedregoso que se extiende hacia la boca de la caverna. Cada vez que me acerco más a la salida, mis ojos se nublan y no veo con claridad, simplemente se aclara el panorama, pero no distingo nada en absoluto. Sé que he salido de la caverna porque el viento pega en mi rostro y escucho las ramas de los arboles ondearse con la brisa.


En medio de todo esto, miro hacia lo que creo es el cielo y logro percibir un revoloteo que a veces es rápido y alegre, pero otras veces es macilento y desanimado. El ir y venir de sus destellos provoca que mis ojos ciegos se vayan abriendo y puedan contemplar la belleza del basto bosque que se presenta frente a mí. De pronto, aquel resplandor desaparece de mi vista y me quedo por un momento contemplando el cielo buscándole desesperado por saber lo que era.


Ahora emprendo mi camino hacía el primer asentamiento que pueda encontrar. En medio del espeso bosque veo una suerte de camino que indica que más personas han cruzado por allí. Llevo caminando ya varias horas, pero ahora por fin veo una torre de punta que tiene una enorme campana. Decido caminar en esa dirección y empiezo a ver caminos empedrados y los árboles se hacen cada vez más escasos. ¡Allí está! Hay un pequeño pueblo con casas que muestran mucho deterioro. Sobre un andén hay un anciano que vende pájaros púrpuras bajo un árbol que le hace sombra. Entonces decido preguntarle si acaso no ha visto el resplandor también. Él viejo no me responde nada y empiezo a contarle todo lo que me ocurrió. Cuando llego al punto del relato en el que me encuentro con el resplandor y se me abrieron los ojos, el anciano con sus parpados caídos y arrugados se me queda mirando fijamente. Pero yo prosigo con mi relato y él cada vez se muestra más asombrado. De repente el viejo, muy asustado y con las manos temblorosas, alza la vos y dice: “¡La bruja! Este hombre ha visto a la bruja”.


Entonces las personas que pasan por el lugar se me quedan mirando perplejas y con desprecio. Uno de los jóvenes que se encuentra más cerca de mí me lanza un insulto diciendo: “¡Asqueroso y repugnante demonio!” Las otras personas que se hallan a su lado empiezan a apoyarle gritándome lo mismo. Entonces, una mujer que tenía de la mano a quien parecía ser su hijo, me lanza con la mano libre una cebolla morada que me cae justo en la cabeza. Luego de ello empiezan a caerme muchas más cosas que no logro distinguir porque tengo que ponerme los brazos para protegerme de la ofensiva que se levanta contra mí.


“¡Alto!” Grita una voz robusta e imponente. De pronto un hombre sale de en medio de la multitud furiosa. Es alto, de piel clara y lleva un traje de una sola pieza de color negro. Se me queda mirando fijamente de arriba a abajo y me dice: “¿has tenido contacto con la bruja?” No soy capaz de responderle, pues no tengo idea de lo que me intenta decir. Entonces, me dice más airado: “¿has tenido algún contacto extraño últimamente?” Yo, con la cabeza, asiento. De repente grita aquel hombre levantando un viejo libro que llevaba en su mano derecha: “¡Sáquenlo de aquí, ha tenido contacto con la bruja!” Yo quedo totalmente inquieto por lo que acaba de proferir ese hombre. Entonces siento que algo golpea mi espalda y, cuando intento girar la cabeza para verificar qué ha sido, siento las piedras del suelo en mi rostro. Una vez en pedregoso piso, las personas me siguen tirando cosas y no me queda más remedio que salir corriendo de aquel extraño pueblo que ahora odio desde lo más profundo. Continúo caminando por en medio del bosque y no encuentro ningún camino. Ni siquiera sé hacía donde me dirijo. Camino como intentando buscar el final del bosque o el de mi existencia. De repente un ave extraña pasa por delante de mí. Es un pájaro purpura muy pequeño, con el pico en punta y sus alas brillantes, como los que tenía en cautiverio el viejo del pueblo. Entonces, una bandada completa de pajarillos con la misma descripción baja detrás del primero y me rodean revoloteando en círculos. Pero ahora empiezan a volar lentamente hacia adelante como indicándome un camino que debo seguir. No sé por qué, pero decido ir tras aquellas hermosas aves.


Llevo caminando unas tres horas y a lo lejos escucho risas como las de una mujer. La curiosidad de lo que escucho me empuja a caminar más rápido. Una vez me acerco lo suficiente al lugar de donde proviene el sonido, me escondo detrás de un tronco y me asomo para ver qué es lo que hay en el claro del bosque que está en frente. Es una mujer hermosa que ríe mientras y habla con otras mujeres. Todas ellas visten diferente, pero hay algo en su semblante que las hace ver semejantes. Me cuestiona pensar si acaso ellas han sido hechizadas por la famosa bruja y, por tanto, fueron desterradas del pueblo. Entonces, estoy decidido a salir de mi escondite. Me dirijo lentamente pero intranquilo hacia el grupo de mujeres. De repente una de ellas, muy pequeña de estatura, me mira con unos ojos que al instante me dejan perplejo.


Continuará….

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