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La diferencia entre hardware y software, y su correspondencia con el cerebro y la mente

En esta ocasión se ha optado por realizar un comentario entorno a la diferencia entre Hardware y Software y su influencia entorno al cerebro y la mente; además, se hará referencia a los planteamientos expuestos por los científicos y autores que trabajan en el ámbito de la tecnología. Antes de realizar su crítica con respecto a la capacidad que tiene los computadores de producir procesos mentales de manera sintáctica, John Searle comienza a plasmar varios argumentos, entre ellos el aporte que da la psicología, la filosofía e incluso el de la Inteligencia Artificial (IA) los cuales sostienen una analogía entre el funcionamiento cerebral y el funcionamiento computacional. Mas aún, según una versión extrema respecto de este enfoque, el cerebro vendría siendo meramente un computador digital y la mente sería simplemente un programa computacional. En este sentido, el autor resume lo anterior como inteligencia artificial fuerte. En otras palabras, lo que se pretende afirmar es que “la mente es al cerebro lo que el programa es al hardware del computador” (Searle, J. 1984, p. 33), lo cual es un punto muy cuestionado por parte del autor, puesto que de aquí se puede sobreentender que la computadora y sus respectivos programas tienen, o pueden llegar a tener, las mismas funciones del cerebro y de la mente. En esta perspectiva se sustenta (por parte de la IA fuerte), que no hay nada biológico en lo que respecta a la mente humana. Por lo tanto, se tiende a creer que la mente es una extensión más de los diversos hardware existentes, pues “[s]egún este punto de vista, cualquier sistema físico que tuviese el programa correcto con los inputs y los outputs correctos tendría una mente en exactamente el mismo sentido que tú y yo tenemos mentes” (Ibíd. 34). De ahí que, tener mente solo consiste en tener un programa óptimo que pueda llevar a cabo las diferentes funciones que sean necesarias para el correcto funcionamiento del computador que vendría siendo, en este caso, el cerebro.


El autor también menciona otros ejemplos que retoman posturas similares a la anterior, y es el caso de Herbert Simon, el cual afirma que actualmente existen máquinas capaces de pensar, es decir, ya no es necesario esperar que los artefactos puedan pensar en un mañana, sino que para Simon las máquinas tienen la capacidad de llevar a cabo una actividad mental. Este es un punto bastante cuestionado, ya que muchas posturas de otros autores refieren que hoy las máquinas no tienen actividad mental, pero tampoco niegan la posibilidad de que más adelante los artefactos quizá puedan tener actividad psíquica. En este aspecto, Searle afirma que “el progreso tecnológico se exagera siempre enormemente, pero incluso eliminando la exageración, el desarrollo de los computadores ha sido extraordinariamente notable, y podemos esperar razonablemente que en el futuro se lleven a cabo progresos aún más notables” (Ibíd. 34).


Por otro lado, Alan Newell afirma que la inteligencia es simplemente << un asunto de manipulación de símbolos >>, por tanto, se podría mencionar que cualquier manipulación de símbolos por parte de una máquina conlleva a concluir que dichos artefactos tecnológicos poseen una inteligencia en el mismo sentido que la inteligencia humana, lo cual es incorrecto. También, Ferman Dyson dice que los computadores tienen una ventaja evolutiva sobre el ser humano. John McCarthy quien acuñó el término de inteligencia artificial, menciona que las máquinas pueden llegar a tener creencias, por ejemplo, él dice que su “termostato tiene tres creencias: hace demasiado calor aquí, hace demasiado frío aquí y aquí hace la temperatura correcta” (Ibíd. 36). Cabe resaltar que lo retomado a lo largo de esta primer parte da cuenta de los ejemplos que el autor va a cuestionar a lo largo de su propuesta argumentativa, y hago mención, de la primera parte, dado que lo que se ha pretendido con esta columna de opinión es hacer una serie entorno a esta temática de la mente según John Searle, en la cual retomaremos el punto del autor estadounidense con respecto a la temática de la mente y la abismal diferencia que existe entre los procesos mentales y los procesos computacionales.


Bibliografía:

• Searle, J. “¿pueden los computadores pensar?” en: Mentes, Cerebros y Ciencia. Traducción de Luis Valdés, Ediciones Cátedra, S. A., Madrid España, 1984.



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