El grito de mi historia

Patria hermosa, patria honrosa,

mirando esa tu bandera portentosa

me pregunto por el rojo de tus mártires,

que, pisando mis pobres tierras,

forjaron con audacia el amarillo oro de tus nuevas riquezas.

Te agradezco, hermosa patria, por tu gran sabiduría.

Por venir al “nuevo mundo” con la lengua de Cervantes,

cargados de ilusiones que derrotaron la alegría

y arrasaron con la historia y vida de mis gentes.

A bordo de las viejas carabelas venían los hombres de hojalata

Ondeando la triunfante bandera de racionalidad,

haciendo honores a ella, destrozando la fraternidad

y llevándose en sus manos el botín de oro y plata.

¿Dónde está el cristo? Preguntaban mis hermanos.

¿Dónde está el buen samaritano? gritaban los heridos.

Por ningún lado se veía el buen Dios entre los vencidos,

salvo en los “hombres blancos” la mancha de sangre en sus manos.

Pero hoy mi pueblo sigue caminando.

Hoy mi gente, en medio del hambre, sigue luchando;

por una utopía y un sueño imposible gritan unos cuantos,

pero llegará el día en que todos juntos entonemos los mismos cantos.