top of page

Desidia de reflexionar y escribir: una oda a la melancolía

La pluma pesa en mi mano y el papel blanco me mira expectante. He pasado horas, días, semanas frente a él, tratando de plasmar mis pensamientos en palabras, de dar forma a mis ideas. Pero ahora, siento un cansancio profundo que me embarga, un deseo de abandonar esta tarea que me consume, de dejar de lado la reflexión y el análisis.


El sol se ha ocultado tras el horizonte y la penumbra ha llegado. Me siento exhausto, agotado de tanto cavilar y plasmar mis pensamientos sobre el papel. La tinta de mi pluma parece haberse secado al igual que mis ideas. Me invade un sentimiento de fatiga que me impide continuar.


Me pregunto si vale la pena seguir adelante, si realmente importa todo este esfuerzo que hago por expresar lo que siento, por comunicar lo que pienso. ¿Acaso alguien lo leerá? ¿Acaso alguien lo entenderá? Tal vez sea mejor guardar estas palabras en el cajón del olvido, dejarlas en el limbo de los pensamientos inconclusos.


Mis cavilaciones parecen ser como una letanía incesante, como una sinfonía interminable que me atrapa y no me permite liberarme. Mis pensamientos danzan sin cesar en mi mente, como si quisieran escapar de ella, pero no encuentran la salida. Me siento atrapado en un laberinto de palabras que me ha consumido y dejado vacío.


La soledad me acompaña en este proceso, pero ahora me abruma. El silencio es ensordecedor, y la falta de respuesta, abrumadora. Me pregunto si hay alguien ahí afuera, alguien que comparta mis ideas, alguien que sienta lo mismo que yo. Pero todo es un eco vacío, una respuesta inexistente.


La hoja en blanco se extiende ante mí como un abismo, un vacío insondable que parece devorar mi energía. Siento como si estuviera perdiendo algo importante, algo que no puedo definir. La inspiración se ha marchado, y la creatividad se ha secado como un río en verano.


Tal vez sea tiempo de descansar, de abandonar esta lucha y dejarme llevar por el viento, por las corrientes del destino. Tal vez sea tiempo de dejar que mis pensamientos fluyan libremente, sin la opresión de la escritura, sin la necesidad de explicar lo inexplicable.


La noche se extiende ante mí, y el silencio es tan profundo que me asusta. Me pregunto si alguna vez volveré a tener la energía para reflexionar y escribir de nuevo, o si esta fatiga es un sentimiento que me acompañará por siempre. Me siento como si hubiera alcanzado el final de mi camino, como si no hubiera nada más que decir.


Tal vez necesite un descanso, un tiempo para recargar mis fuerzas mentales y volver a encontrar la pasión por las palabras y la reflexión. Tal vez necesite explorar nuevos caminos, encontrar nuevas formas de expresarme que me permitan sentirme vivo de nuevo. Pero por ahora, me quedo aquí, en la oscuridad, sintiendo el cansancio en mi cuerpo y en mi mente.


La pluma cae de mi mano, y cierro los ojos. Siento un alivio, una liberación. Tal vez sea tiempo de simplemente ser, de dejar de lado la reflexión y el análisis. Tal vez sea tiempo de simplemente vivir.


Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page