top of page

Lo público y lo privado, dos esferas relacionadas

En esta ocasión se ha querido abordar la temática concerniente a la esfera pública y a la esfera privada según Hannah Arendt[1], esta temática fue tomada de su libro titulado La condición humana (1958). Ambos temas son importantes para entender el comportamiento del hombre en la sociedad, puesto que describen el comportamiento humano y detallan la individualidad del hombre o de un grupo de personas que comparten un mismo ideal. La esfera pública y privada parecen ser contradictorias, pero es todo lo contrario, pues ambas se complementan la una de la otra, dado que sin la esfera privada no se podría desarrollar adecuadamente la esfera pública, es decir, la intimidad del hombre sale a lo público, pero transformado, sin embargo, en lo público se ve palpable lo privado. Es de añadir que en la cultura griega sí existía una división tajante entre la esfera pública y la esfera privada, pues para ellos lo privado se quedaba en el ámbito de lo privado y no trascendía a lo público. Partiendo de todo ello, surge el siguiente interrogante: ¿necesariamente deben existir las dos esferas para que se desarrolle plenamente la vida activa?


Para responder a dicho interrogante, es prudente desenvolver las ideas planteadas por la autora alemana, de manera que se puedan desarrollar los dos ítems propuestos, a saber: <<la esfera pública: lo común>>, <<la esfera privada: la propiedad>>; posteriormente se realizará una pequeña conclusión.


La esfera pública: lo común.


La esfera pública encierra dos fenómenos estrechamente relacionados entre sí, y en este caso específico, abarca la relación que se establece entre dos seres humanos o más, tanto así, que la relación con los otros puede <<constituir la realidad>>, dado que hay alguien que escucha y ve lo que nosotros también vemos y escuchamos; y en este caso es conveniente referir que “nuestra sensación de la realidad depende por entero de la apariencia y, por lo tanto, de la existencia de una esfera pública en la que las cosas surjan de la oscura y cobijada existencia”.[2]


En este punto es prudente agregar que lo público no es el único ámbito que interviene cuando nos relacionamos con el otro, pues también lo privado da cuenta de lo público, es decir, cuando el ser humano comienza a relacionarse, se relaciona él y su individualidad frente a otro ser humano que también se relaciona partiendo de su propia individualidad, pero todo es llevado a cabo en un mismo plano público, aunque es de añadir que esta individualidad con la cual se presenta el hombre es reconfigurada. Teniendo en cuenta lo anterior, se puede mencionar que en la esfera pública


únicamente se tolera lo que es considerado apropiado, digno de verse u oírse, de manera que lo inapropiado se convierte automáticamente en asunto privado. Sin duda, esto no significa que los intereses privados sean por lo general inapropiados; por el contrario, veremos que existen numerosas materias apropiadas que sólo pueden sobrevivir en la esfera de lo privado.[3]


La esfera privada: la propiedad.


La esfera privada, a lo mejor, se puede caracterizar por su sentido de lo <<privativo>>, de lo que es propio de un individuo o de un grupo de personas, por ejemplo, la familia, la cual posee intereses compartidos; pero si el ser humano pretendiera vivir en su totalidad la vida privada tendría que aislarse y no tener una ecuánime relación con el otro, en otras palabras, “la privación de lo privado radica en la ausencia de los demás; hasta donde concierne a los otros, el hombre privado no aparece y, por lo tanto, es como si no existiera”[4]. Si se analiza más detenidamente el argumento que nos habla de <<la privación de lo privado>>, desde una perspectiva actual, nos tropezamos con el <<fenómeno de masas de la sociedad>>, lo cual es muy peligroso tanto para la esfera privada como también para la esfera pública, dado que “quita al hombre no sólo su lugar en el mundo sino también su hogar privado”.[5]


Cabe resaltar que los romanos – partiendo de su impresionante <<sentido político>> – no menospreciaron la importancia de lo privado y su influencia en lo público, antes bien, “comprendieron que estas dos esferas sólo podían existir mediante la coexistencia”[6]; esta significación era muy distinta a la que poseían lo griegos, ya que ellos pensaban que la esfera privada hacia parte de un plano totalmente aislado al plano público, por lo que para ellos, lo que pasaba en lo privado – como era el conflicto familiar – se quedaba en lo privado, y no tenía influencia en lo público, por ende, se podía hacer lo que les viniera en gana, por así decirlo, y sus acciones, probablemente, no trascenderían a la esfera pública.


Por esto es conveniente mencionar que tanto la esfera pública como la privada guardan una estrecha relación, tanto así, que si lo público comenzara a entrar en crisis, posiblemente sería por la liquidación de la esfera privada, incluso, en este ámbito comienza a aparecer la propiedad como algo que posee ciertas cualidades propias del sector privado, pero su máxima importancia fue cobrando sentido en el sector político, por ello, se agrega que la relación más profunda entre lo público y lo privado se manifiesta << en la cuestión de la propiedad privada >>; lastimosamente surge una mala interpretación debido a la moderna ecuación de propiedad y riqueza por un lado y carencia de propiedad y pobreza por el otro. Dicho malentendido es sumamente molesto, ya que ambas, tanto la propiedad como la riqueza, son históricamente de mayor pertinencia a la esfera pública que cualquier otro asunto e interés privado.[7] Incluso, si se comparara la riqueza y la propiedad, se llegaría a determinar que las dos son distintas y que no comparten ninguna semejanza, lo que sucede es que usualmente se tiende a pensar que ambas se complementan, puesto que entre más propiedades tenga un individuo más alto será el valor de su riqueza, pero esto no es así, ya que “la riqueza del individuo consiste en su participación en la renta anual de la sociedad como un todo”[8], por ende, ni la riqueza de un sirviente, ni incluso, la riqueza de un acaudalado pasaba a ser << sustituto de su propiedad >>, lo cual demostraría la poca semejanza que existe entre la riqueza y la propiedad.


De ahí que, todo lo dicho anteriormente nos lleva a resaltar el aporte que hace la filósofa alemana, teniendo en cuenta que la existencia de la esfera privada es indispensable para la esfera pública, y viceversa, la esfera pública es propicia para que la esfera privada persista, es decir, ambas preexisten en común unidad y cada una alcanza su completo desarrollo siempre y cuando la otra esté presente. Por lo tanto, cuando Arendt expone sus aportes, no separa estas dos esferas en su totalidad, sino que describe tanto la esfera pública como la privada sin mencionar que son opuestas, ya que si revisamos el texto de la autora nos daremos cuenta de que cuando ella hace la descripción de cada esfera no desliga lo privado de lo público, antes bien, da a entender que las dos coexisten y una es determinante para que la otra pueda funcionar adecuadamente. En fin, la pregunta realizada al comienzo de este escrito es adecuada en tanto que se logró ligar con la temática de fondo, y el punto de conexión entre ambos ítems es que ambas esferas se complementen y que a la vez permiten el desarrollo pleno de la vida activa. Por consiguiente, se puede sostener que es necesario la existencia de estas dos esferas para que haya un desarrollo pleno de la vida activa, teniendo en cuenta que ésta se entiende bajo tres aspectos fundamentales, a saber: << la labor, el trabajo y la acción >> y que además es una “vida dedicada a los asuntos público-políticos”.[9]


Bibliografía:

Arendt, H. La Condición humana. Traducción de Ramón Gil Novales, Editorial Paidós, Barcelona, 1999.

[1]Arendt fue una filósofa alemana nacida en el año 1906 en el seno de una familia judía, de ahí que a pesar de haber nacido en Alemania padeció persecuciones por parte del nazismo. Cabe resaltar que su inclinación por la filosofía política surgió a partir de las problemáticas con la Alemania nazi, por ello es por lo que se estableció en Nueva York en donde fue docente de las universidades de Berkeley, Princeton, Columbia y Chicago; dentro de sus obras más conocidas se encuentra: Los orígenes del totalitarismo (1951), La condición humana (1958), Eichmann en Jerusalén: un reporte de la banalidad del mal (1963), La vida de la mente (1978), entre otras. [2] Arendt, H. “La esfera pública: lo común” La condición humana, Editorial Paidós- Planeta colombiana S.A, Bogotá 2021. p. 72. [3] Ibíd. p. 72 [4] Arendt, H. “La esfera privada: la propiedad” La condición humana, Editorial Paidós- Planeta colombiana S.A, Bogotá 2021. p. 78. [5] Ibíd. p. 78 [6] Ibíd. p. 78 [7] Ibíd. p. 80 [8] Ibíd. p. 80 [9] Ibíd. p. 39

3 Comments


Ok, si temas de autores, pues bajo el sentido amor .y verdad son expuestos a la luz, y la luz es pública.

Like

Me parece importante ciertas aclaraciones de las dos esferas, lo anterior para aclarar que los dos términos trascienden de la mano y en este ejercicio están más unidos que separados, para tener algo privado basta que sea inapropiado y talvez malo, pues eso sí que es de cada uno y nadie está interesado en destapar ese asunto, con eso no quiero decir, que no se pueda denunciar si es denunciable, solo que hay ciertas cosas que de acuerdo a la situación conviene dejarse en condición privada o de poca relevancia.

Like
Replying to

Un ejemplo de ello es el amor, tal como refiere Arendt en la página 72 de su libro la Condición humana, ella dice que "[e]l amor, por ejemplo a diferencia de la amistad, muere o, mejor dicho, se extingue en cuanto es mostrado en público. (<< Nunca busques contar tu amor / amor que nunca se puede contar>>) (Arendt, H. 2005, p. 72). Esta es sólo una postura, pueden existir muchas más donde se diga que el amor en realidad no muere cuando se expone a lo publico. Recuerda que los autores hablan según su contexto. De antemano muchas gracias por leer mi texto y por comentar tu opinión.

Like
bottom of page