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¿El Gobierno “feminista” de espalda a las mujeres?

En los últimos días el señor Víctor de Currea-Lugo, elegido por el gobierno del presidente Gustavo Petro para desempeñar el cargo de embajador de Colombia ante los Emiratos Árabes Unidos, ha sido objeto de señalamientos y acusaciones de acoso sexual a diferentes mujeres. Según los testimonios de presuntas víctimas el señor De Currea, aprovechando algunas sus posiciones de poder, acosaba sexualmente a algunas mujeres hasta el punto de llegar a amenazarlas por chats para que no contaran lo sucedido. Así las cosas, después del revuelo formado por estos señalamientos, De Currea decidió declinar su nombramiento como embajador dejando en claro que ello no es una muestra de aceptación de la culpa. Sin embargo, hasta el momento, el gobierno Petro no se ha pronunciado ni sobre las acusaciones que recaen sobre su embajador nombrado, ni sobre la declinación que el mismo hace de su nombramiento.


El debate que se está dando en el país se mueve en medio de los presuntos hechos de los que se acusa a De Currea. Sectores del feminismo pelean, no sin razón, por el nombramiento de un posible acosador en un cargo público; mientras que otros sectores defienden y exigen – de forma absurda – pruebas que culpabilicen legalmente a De Currea, ya que hasta el momento no hay acusaciones formales ante la jurisprudencia.


Ahora bien, creo que es necesario alejarse por un momento de este debate, sin intención de quitarle importancia al mismo, y fijarse en algo que preocupa sobremanera, a saber: el silencio que ha guardado hasta el momento el gobierno encabezado por el presidente Petro. Un gobierno que en campaña tomó las banderas de los movimientos feministas y que hablaba con propiedad de que este sería un gobierno que priorizaría a la mujer, hoy calla ante acusaciones serias que podrían involucrar a un posible funcionario suyo. Con esto no quiero decir que el señor De Currea sea culpable de las acusaciones que se le hacen, ni tampoco pretendo negar el testimonio de las presuntas víctimas, más bien, lo que quiero exponer es la preocupación por el proceder de un gobierno que parece quedarse solapado ante escándalos de esta índole.

El problema que quiero evidenciar, y que espero sea una excusa para incentivar al control político, es el de la omisión por parte del gobierno que, a pesar de conocer estas acusaciones, sean falsas o verdaderas, nombra a un hombre que se encuentra con señalamientos graves. Asimismo, el silencio que se guarda hasta el momento desdice de su opción por la protección de la mujer como promesa de campaña. Un gobierno silencioso deja mucho que decir de la importancia que le otorga a este tipo de situaciones. ¿Por qué no se pronuncia Petro respecto de estos señalamientos? ¿Por qué pareciera que se le sigue dando la espalda a las problemáticas que afectan a las mujeres y a sus movimientos de lucha? Estas preguntas quedan en el tintero al no saber las acciones o posturas que pueda asumir el gobierno a lo largo de los próximos días.


La declinación hecha por Víctor de Currea-Lugo de su nombramiento no es suficiente. Es necesario un pronunciamiento por parte del gobierno dando respuesta a por qué nombra personas que tienen este tipo de señalamientos que, aunque no están formalmente legalizados, no son garantía de no culpabilidad. Además de la importancia de una respuesta al silencio que guarda en medio de problemáticas tan grabes que ponen en entredicho su “apoyo” a las mujeres y movimientos feministas.



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