Cuentos oscuros
- Sergio Efrén Salinas Romero
- 15 ene 2023
- 2 Min. de lectura
En los últimos días se ha hecho viral el cuento “El monstruo de mi cuarto” ganador de la categoría juvenil del concurso Medellín en 100 palabras, 2022. El título de este breve relato nos puede hacer creer que se trata de otra historia de terror sobre criaturas que habitan en los armarios, debajo de la cama o en el techo de la habitación esperando que nos quedemos dormidos para jalar nuestras “patas”. Sin embargo, la historia que en esta oportunidad se relata no es tan fantástica.
En esta oportunidad el monstruo es tan real que no tiene por qué esconderse en las sombras. El monstruo vive en casa y se pasea durante el día, a toda hora. Espera pacientemente que llegue su hora para atacar. Este ser repugnante y terrorífico es alguien que comparte el techo con el narrador de este cuento.
Así es, lo que se relata aquí es el abuso del cuál es víctima el niño que cuenta su historia. Y es que nunca he estado la ficción tan unida con la realidad, es más, ahora entiendo por qué se afirma que la realidad en muchas ocasiones supera la ficción. Es por lo que muchos escritores relevantes se han valido de diversas experiencias de la vida para poder ilustrar sus creaciones y adornarlas con creatividad y prosa. No obstante, vale la pena preguntarnos ¿Hacia dónde están orientándose la creatividad e imaginación de los niños y niñas en medio de todas las cosas que les vulneran en nuestro país?
La imagen de los monstruos y el terror que representan para normalmente son de criaturas irracionales, desfiguradas e inhumanas. Pues esas son las características que ve este joven en el monstruo de su cuarto. Al final de su relato él apunta “Le he puesto varios nombres, El monstruo, El vigilante, El coco y muchos otros. Pero mi mamá le dice amor.”
Parece más fácil escapar al País de las maravillas que quedarse en el del realismo mágico donde los espantos de antaño se olvidan y los posmodernos habitan las calles, los barrios y las escuelas. En el cuento de hadas que hemos ido construyendo cada vez hay más lobos feroces acechando a inocentes criaturas; cada vez hay más brujas y brujos en la obscuridad; y con más frecuencia las madrastras y padrastros malvados pretenden hacer trizas a los infantes desprotegidos.
No obstante, es el deber de cada uno de nosotros crear nuevamente un ambiente sano para que toda esta imaginación y fantasía crezcan y se conviertan en lo que mueva y construya el futuro de nuestro país. Esto nos compromete a estar en un constante estado de corresponsabilidad frente a las realidades que afectan de manera directa en indirectamente a la niñez y juventud de nuestro país. Esto se empieza a realizar deconstruyendo estructuras nocivas que están interiorizadas desde el lenguaje y las estructuras de poder que permiten que se continúe ejerciendo dominación sobre las personas que con vulneradas.
De cualquier manera, esto seguirá siendo una historia que todavía no se concluye y lo que podemos esperar es que puedan escribirse historias más gratas, bellas, humanas y reales donde la felicidad no sea simplemente un anhelo inalcanzable.
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